Varios países de América Latina, incluido Uruguay, sienten efecto de desabastecimiento
Fertilizantes para la poderosa industria agropecuaria de Brasil, chips semiconductores para la industria automotriz mexicana o falta de buques para exportar el café colombiano: Latinoamérica empieza también a sentir los efectos de la crisis global de suministros.
Si bien la situación no es crítica, como en Estados Unidos, donde la campaña navideña está amenazada, la cadena de suministro en algunos países latinoamericanos comienza a estresarse, pues la región es netamente importadora y depende del comercio mundial.
Desde que se empezaron a relajar las restricciones a la movilidad y a la actividad económica por la pandemia del COVID-19, la demanda de bienes y servicios ha experimentado un crecimiento repentino al que los fabricantes y transportistas no han sido capaces de dar respuesta, lo que ha generado cuellos de botella en distintas partes del mundo, sobre todo en Asia y Estados Unidos.