Ecoscore, el nuevo semáforo que puntúa los alimentos por su impacto ambiental
Francia.- Se llama “Ecoscore”, y aunque todavía no ha aterrizado en España, fuentes del sector de la distribución reconocen a Efeagro que su llegada parece ineludible a corto-medio plazo.
Por el momento, dos de las principales cadenas de distribución europeas ya están haciendo pruebas, reflejo del creciente interés en torno a esta cuestión: Lidl en Alemania y Carrefour en Francia.
El grupo francés lo está testando a través de su página web, donde incluye esta calificación en todos sus alimentos y bebidas, por lo que el consumidor puede comprobar hasta qué punto son (o no) sostenibles al hacer la compra por internet.
Visualmente, es muy similar al Nutriscore: en función de la puntuación (de 0 a 100), se le asigna uno de los cinco colores disponibles (de verde a rojo, de más sostenible a menos) y una de las cinco letras (de la A a la E, también de mejor a peor), aunque como particularidad utiliza una hoja de árbol como logo.
A vueltas con el cálculo
Entre sus impulsores se encuentran varias entidades especializadas en aportar información al consumidor, como la aplicación Yuka, que también se ha visto envuelta en controversia por su sistema para puntuar los alimentos.
A finales de junio registraron formalmente ante la Comisión Europea una iniciativa ciudadana dirigida a recoger un millón de firmas para que Bruselas “imponga una puntuación ecológica europea fiable, consistente en una etiqueta que ofrezca a los consumidores información transparente sobre el impacto medioambiental de los productos”.
Aunque su aspiración es que se extienda a todo tipo de categorías, inicialmente se centran en la alimentación y la ropa.
Sus ideólogos apuntan a que están abiertos a hacer algunas modificaciones al sistema de cálculo, que de momento se basa en el “análisis del ciclo de vida”, de donde se extrae una nota a la que se suman una serie de “puntos positivos” y se restan los negativos.
El método pretende abarcar todas las etapas, desde la producción agrícola hasta su transformación industrial, pasando por el transporte, el embalaje, etc.
El “análisis del ciclo de vida” recoge 16 epígrafes a evaluar relacionados con la protección del aire, el suelo y el agua; posteriormente se pueden sumar puntos en función del sistema de producción (si es “bio”, por ejemplo, obtiene mejor nota), si es de proximidad, las prácticas medioambientales del fabricante, la circularidad del envase y si afecta a la supervivencia de alguna especie.