Vertido de agua contaminada de Japón en el Pacífico genera preocupación en el sector pesquero de Ecuador
Organizaciones ambientalistas y del sector pesquero de Ecuador han sumado sus voces a la preocupación internacional por el inicio del vertido de aguas residuales contaminadas de la central nuclear de Fukushima. Expertos y activistas consideran que las acciones de Japón conllevan riesgos que podrían afectar la economía y la salud de las poblaciones de los países que tienen costas en el océano Pacífico.
Ecuador es el principal exportador de atún del Pacífico oriental, con certificación internacional de sello azul en pesca sostenible. Por ello, al sector pesquero le preocupa que se viertan aguas residuales de la central nuclear de Fukushima en el mar y lo que Japón califica como riesgo mínimo, para varios países puede significar un gran impacto.
“Para ellos puede ser mínimo, pero para nosotros puede ser un gran impacto, no solo en el atún sino para otras especies marinas, no solo para Ecuador, sino para la anchoveta en Perú, el curele en Chile, el atún en México, el atún en Estados Unidos. Entonces, pensamos que esto tiene que llevarse con mayor detalle, con mayor rigurosidad e informarnos debidamente”, dijo Guillermo Morán, director de la fundación de Tuna Conservation Group.
Organizaciones ambientalistas consideran que, pese al tratamiento de las aguas contaminadas en Fukushima, no todos los componentes peligrosos pueden eliminarse, y podrían implicar problemas de salud en animales y seres humanos en el futuro.
“En el lado de la salud es clarísimo, porque existe lo que se conoce como la cadena atrófica (cadena alimenticia), es decir, que se pueden contaminar los peces, a su vez animales y plantas, microplancton, y todo que es a su vez alimentos para los peces y varios mamíferos marinos, que después van a ser también consumidos por los seres humanos. Tenemos que estar muy alarmados, y me parece que todos los países de la cuenca del Pacífico del lado americano deberían estar muy preocupados y hacer un tipo de seguimiento articuladamente entre todos los países, de cómo nos puede afectar”, destacó Ivonne Yánez, encargada de Energía y Cambio Climático de Acción Ecológica.
Para los investigadores el proceso de vertido de aguas residuales de Fukushima en el océano Pacífico requiere de un seguimiento y monitoreo en profundidad a lo largo de los años para observar los efectos.
“Como sociedad tomemos conciencia de que el océano es uno solo, y que la contaminación que generemos en un lugar podría afectar a lugares y regiones incluso muy remotas. Es una oportunidad también para exigir como sociedad a nuestros gobiernos que desarrollemos y usemos energías renovables que sean limpias”, dijo Francisco Navarrete, biólogo marino e investigador asociado de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí.
Japón inició la polémica liberación de un millón y medio de toneladas de agua contaminada radioactivo el 24 de agosto pese a la oposición de pescadores locales, científicos y activistas ambientales alrededor del mundo.