El Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) de Paraguay presentó, semanas atrás, los resultados del censo agropecuario nacional 2022
El Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) de Paraguay presentó, semanas atrás, los resultados del censo agropecuario nacional 2022, con información muy importante para visualizar la evolución que tuvo el principal sector de la economía paraguaya en los últimos 15 años, así como la efectividad y alcance de las políticas públicas orientadas al sector.
Según el mismo, el número de fincas existentes no varió significativamente, con un aumento del 0,6% respecto al 2008, totalizando 291.497 fincas agropecuarias en todo el país, las cuales abarcan el 75% del territorio nacional con un total de 30.401.660 hectáreas, inferior este último en un 2,2% respecto al censo anterior. Tampoco hubo cambios significativos en el tamaño de las fincas: Las de menos de 10 ha representan el 64% del total de fincas y manejan el 2,1% del área total; un 34% de las fincas tienen entre 10 y 1.000 ha de tamaño y trabajan el 21% de la superficie; y el 1,6% de las fincas con más de 1.000 hectáreas de tamaño gestionan el 77% de la superficie afectada a actividades agropecuarias. El número de productores que manejan y viven en la finca permaneció estable en unos 245.000. En cuanto al régimen de tenencia, se observa un aumento importante en la cantidad de fincas con título definitivo pasando de 134 mil en el 2008 a 160 mil en este censo, con una reducción en la cantidad de fincas con ocupación de tierras de 77 mil a 35 mil.
El uso de la tierra refleja la evolución que hemos notado en la producción y las exportaciones de nuestro país en este periodo. La superficie destinada a cultivos temporales se incrementó en casi 900 mil hectáreas, alcanzando un total de 4,2 millones, en rubros ya conocidos como la soja, el maíz zafriña y el arroz. También aumentaron los cultivos permanentes, resaltando la yerba mate que pasó de 18 mil a 38 mil hectáreas. Además, se nota el impacto de la fuerte inversión realizada por el sector ganadero en la implantación de pasturas para mejorar la productividad, dada la superficie de pastura cultivada aumentó en casi 2,3 millones de hectáreas alcanzando un total de 6,7 millones y la superficie de pastura natural se redujo de 13,3 a 10,1 millones de hectáreas. Al mismo tiempo, el stock de ganado vacuno se incrementó en más de 3 millones de cabezas y se duplicaron los stocks de cerdos, pollos y gallinas. Todo esto se reflejó en un importante crecimiento de la producción de carnes, leche y huevos en este periodo. Finalmente, se observa un aumento de 120 mil hectáreas en tierras reforestadas alcanzando un total de 277 mil hectáreas y los bosques naturales cubren un área de 7,2 millones de hectáreas con una leve reducción de 120 mil hectáreas en estos 15 años.
Sin embargo, un dato muy preocupante es la bajísima cobertura de la asistencia técnica y crediticia y, más aún, el estancamiento de las mismas durante tanto tiempo. Solo 44 mil fincas, un 15% del total, tuvieron acceso a estos servicios fundamentales, misma cantidad en el caso de la asistencia técnica e incluso una reducción en la cantidad de fincas con acceso al crédito respecto al 2008. Las autoridades debieran tomar nota de esta realidad.
Los datos del censo agropecuario indican una importante mejora en la utilización de nuestro principal recurso natural: La tierra. Se redujo el área de pastura natural, la mayor parte de la cual fue cubierta con pastura cultivada lo que permitió incrementar el hato y la producción ganadera y otra parte se cambió para un uso agrícola ampliando las áreas de cultivo, que sumado a la realización de dos o tres cultivos sobre la misma tierra, aumentó la producción de soja, arroz, maíz y trigo. En consecuencia, mejoró la productividad y aumentó el ingreso de los productores y el ingreso nacional. Sin embargo, se observa un importante déficit en los servicios de asistencia técnica y crediticia que seguro impactó principalmente en las fincas de menor tamaño. El gobierno debe revisar, rediseñar y ampliar la cobertura de las instituciones, políticas públicas y los principales programas de asistencia a pequeños y medianos productores de todo el país para incorporarlos lo antes posible a este proceso de mejor manejo y uso tierras, incremento de la productividad y del ingreso para reducir sostenidamente los índices de pobreza rural.