La escasez de manos en el campo: el éxodo migratorio golpea a la producción agrícola ecuatoriana
La falta de brazos para la cosecha se ha vuelto un dolor de cabeza para el agro. El éxodo masivo de ecuatorianos, especialmente de zonas rurales, ha dejado un vacío difícil de llenar en las plantaciones y sembríos. Sin suficientes trabajadores, la producción agrícola enfrenta tiempos difíciles.
Ecuador ha sido históricamente un país expulsor de migrantes, pero la crisis económica reciente precipitó una estampida sin precedentes. Solo en 2018, más de 250.000 compatriotas cruzaron las fronteras en busca de oportunidades.
La fuga de mano de obra golpea fuerte a las provincias donde la agricultura es el motor económico. Cañar, Loja y Bolívar ven con impotencia cómo se desmorona la base laboral de sus campos. Productos como el tomate, cebolla o papa requieren abundante personal para la siembra, fumigación y recolección.
“No encontramos gente para trabajar, escasean jornaleros”, se lamenta Pedro R., agricultor de la sierra. Cuadrillas enteras han emigrado, dejando cultivos enteros sin cosechar. Los salarios bajos y el duro trabajo ya no atraen a los locales.
Ante la falta de mano de obra, algunos productores optan por reducir las hectáreas sembradas o incluso abandonar sus parcelas. Esto provoca escasez de alimentos básicos y alza de precios, perjudicando a los consumidores.
Se necesitan políticas urgentes para incentivar el empleo rural, capacitar a nueva mano de obra y tecnificar el agro, haciéndolo más competitivo. De otro modo, la despoblación del campo amenaza la soberanía alimentaria del país. Hay que actuar ya, antes de que sea demasiado tarde.